Por eso, hoy queremos desmontar algunas falsas creencias basándonos en el funcionamiento real del Tercer Sector para demostrar que el mayor o menor tamaño, no es ni mejor ni peor. Lo que importa es la propuesta de valor de cada ONG y su conocimiento del ámbito en el que actúa.
Y por supuesto, que cumpla con los 9 Principios de Transparencia y Buenas Prácticas que la acreditan como entidad merecedora de confianza. Si tenemos claro el ámbito o el colectivo al que queremos apoyar, ya tenemos una parte ganada, nuestro Buscador es muy útil en esta fase porque permite buscar por tamaño, actividad y zona geográfica, entre otras.
MITOS SOBRE LAS ONG DE GRAN TAMAÑO
1- Tienen una estructura muy costosa e ineficiente
Cualquier organización, con independencia de su tamaño, necesita destinar una parte de sus recursos a la estructura, como los gastos de administración y los de captación de fondos. Aunque en términos absolutos una ONG grande siempre tendrá más gastos de estructura, si hablamos en términos relativos nos podemos sorprender.
Según datos analizados por Fundación Lealtad, aquellas con presupuestos anuales superiores a 25 millones de euros destinan a estructura una media del 12,8%. Esta cifra es inferior a la media del gasto en estructura del total de las entidades acreditadas con el sello Dona con Confianza, que se sitúa en el 15,7%.
Por otro lado, el hecho de que su estructura sea más grande y burocrática no significa que su toma de decisiones sea más lenta o ineficiente. Sus procedimientos están sólidamente establecidos. Por ello, ofrecen garantías de que se realiza un adecuado seguimiento de su actividad y de los fondos. Un ejemplo son las ONG que trabajan en emergencias. Necesitan tener redes logísticas bien estructuradas, para estar preparadas para poder actuar con rapidez y de forma organizada en cualquier lugar del mundo.
2- Se gastan el dinero del donante en grandes campañas de marketing
Es cierto que las grandes ONG llevan a cabo importantes campañas que vemos en la tele, en Internet o incluso en la calle. Sin duda, estas organizaciones tienen departamentos especializados, y una parte importante de su presupuesto se destina a campañas de captación de fondos. De hecho, las mayores de 25 millones gastan una media del 7,2% respecto al 6,6% de la media de las ONG Acreditadas. Además, esta actividad es imprescindible para financiar su misión. De otro modo, no serían sostenibles en el tiempo.
Y, además, con estas grandes campañas contribuyen a crear conciencia social y sensibilización hacia su causa.
Y tampoco es verdad que como ya tienen muchos fondos, por ser grandes, no necesitan más. Cuanto mayores son las ONG, mayor es la complejidad y alcance de los problemas que abordan, y estas actuaciones siempre requieren de importantes ingresos.
3- No están en contacto con las realidades de las comunidades
Las grandes ONG acumulan décadas de experiencia y conocen en profundidad las diferentes problemáticas de los ámbitos en los que trabajan. A nivel internacional, pueden actuar a gran escala en múltiples países y regiones, y lo hacen normalmente estando físicamente presentes en los países o a través de una estrecha colaboración con entidades locales más pequeñas. Esto les permite tener un contacto directo y cercano con la realidad local y las comunidades.
Su gran tamaño les hace posible abordar retos más complejos y persistentes, como la erradicación de enfermedades. Además, les permite tener mejor acceso a los medios de comunicación, con lo que consiguen visibilidad e influencia política. No hay que olvidar que, en ocasiones, un cambio político o normativo puede tener mayor impacto que las actividades asistenciales.
MITOS SOBRE LAS PEQUEÑAS ONG
4- Casi no tienen alcance
Las ONG más pequeñas suelen estar muy enfocadas en comunidades o problemas locales específicos. A menudo trabajan en causas que no reciben tanta atención mediática, y que las grandes no pueden priorizar por falta de escala. Estas pequeñas organizaciones se integran totalmente en las comunidades con las que trabajan, y consiguen mucha más participación de las personas beneficiarias. Por ello, son capaces de resolver problemas muy concretos de comunidades muy reducidas que, de otro modo, podrían ser ignorados. En este contexto, sin duda el impacto de la donación se hace mucho más tangible.
5- No están profesionalizadas y el voluntariado las hace menos eficientes
Es frecuente que las pequeñas ONG se apoyen más en el trabajo de personas voluntarias, pues disponen de menos recursos para contratar y retener talento. Son personas que han sido formadas para realizar el voluntariado y, en muchos casos, son profesionales en ejercicio que contribuyen de forma solidaria con su causa. Un ejemplo son las pequeñas entidades de carácter sanitario que llevan a médicos en activo a países que carecen de red sanitaria para realizar intervenciones. Por otro lado, el voluntariado contribuye a fomentar el compromiso entre las personas cercanas a las ONG. Y también las grandes se apoyan con frecuencia en voluntarios para poder llegar más lejos.
6- Son menos sostenibles; si bajan sus ingresos pueden desaparecer
Es cierto que para una ONG pequeña cualquier donación, por pequeña que sea, es vital. Y que, si de repente se queda sin una entidad de referencia que le proporciona financiación, esto puede tener un impacto negativo en su sostenibilidad. Pero al mismo tiempo, al contar con una estructura más pequeña, es más fácil para ella adaptarse a los cambios del entorno y a su propia situación financiera.
Hay una afirmación que siempre será totalmente veraz: las ONG nos necesitan. Todas, las más grandes y las más pequeñas, dependen de nuestras donaciones para poder seguir cumpliendo la misión por la que fueron creadas. Pero nosotros, la sociedad, también las necesitamos a ellas.
Cualquiera de las ONG Acreditadas con el sello Dona con Confianza ofrece todas las garantías a quienes deseen colaborar económicamente con ellas. El tamaño es un factor importante. Pero la clave está en apoyar a alguna que nos haga sentir que estamos haciendo posible que otras personas tengan una vida mejor.