En este blog hemos hablado en múltiples ocasiones sobre la confianza. Siempre decimos que es un factor esencial para el Tercer Sector. De la capacidad de generar confianza de las ONG va a depender que la sociedad apoye económicamente su causa y reconozca su papel dentro del sistema. Y también que los colectivos beneficiarios de sus actividades se sientan seguros y en buenas manos. Sin esos ingredientes, las organizaciones no lucrativas no se sostendrían.
Pero no son las únicas. Toda la estructura de la sociedad civil se sustenta en la confianza, y cuando ésta flaquea se produce incertidumbre, inseguridad, desequilibrio. Factores todos ellos de gran importancia que pueden llegar a poner en riesgo la estabilidad de un país. En el año 2000, Edelman, consultora global de comunicación, comenzó a elaborar su Trust Barometer. Por tanto, lleva ya 23 años sondeando la confianza de la ciudadanía en las empresas, los gobiernos, los medios de comunicación y las ONG de más de 20 países.
Un país severamente polarizado
Hace unos días se presentaron en Madrid los resultados del ‘Edelman Trust Barometer Spain 2023’, que retratan la realidad geopolítica, económica y social española. Y la foto no sale demasiado bien. Podríamos decir, siguiendo con el símil fotográfico, que sale en blanco y negro, pues la principal característica que se extrae del estudio es la polarización. España es uno de los seis países, de los 28 analizados, que se describen como severamente polarizados. Los españoles consultados perciben que el país está muy dividido y ven improbable superar sus divisiones ideológicas y su falta de acuerdo en cuestiones sociales clave.
Esta profunda polarización se ve incrementada por altos niveles de desconfianza, elementos que a su vez se retroalimentan entre si. Ambos son resultado directo de cuatro factores:
- Incertidumbre económica. La compleja situación macroeconómica actual ha provocado que sólo el 26% de los consultados confíen en que sus familias estarán mejor dentro de cinco años. Son 10 puntos porcentuales menos que los obtenidos en el informe del año anterior.
- Desigualdad social. El poder adquisitivo influye directamente en la confianza. A menores ingresos, mayor grado de desconfianza. Hay un diferencia de 9 puntos porcentuales entre la confianza que sienten los que perciben ingresos más elevados y los que tienen ingresos más bajos.
- Desequilibrio institucional. Existe una percepción de falta de liderazgo y de confianza en la clase política. Y una demanda creciente para que las empresas rellenen ese vacío, tendiendo puentes y atendiendo a las necesidades sociales. Hay una diferencia de 13 puntos porcentuales entre la confianza depositada en el Gobierno (36%) y las empresas (49%).
- Ideologización y desinformación. Tendemos a movernos en burbujas informativas que comparten nuestra misma visión de la realidad. Y no confiamos en lo que nos cuentan los medios, y mucho menos las redes sociales.
Sólo el Tercer Sector aprueba en confianza
Dice Wikipedia que la confianza es la “creencia en que una persona o grupo será capaz y deseará actuar de manera adecuada en una determinada situación y pensamientos”. Y según el barómetro de Edelman, los españoles no confían en que las instituciones vayan a actuar de forma correcta. La confianza media no llega al aprobado, quedándose en un 44% y bajando 1 punto respecto al año anterior. Si las vemos por separado, las empresas consiguen un 49% y los medios de comunicación un 38%. Ambos pierden 2 puntos. Los mismos que gana el Gobierno, pero se queda en un 36%, el porcentaje más bajo.
En este escenario negativo, encontramos un rayo de luz en el estudio, que afirma que las ONG que aprueban y mantienen su nivel de confianza en el 53%. Es cierto que la nota no es elevada, porque el aprobado está en el 50%, pero el Tercer Sector consigue superar la desconfianza que generan otros agentes sociales. Y esto es algo que nos anima a seguir trabajando para impulsar la transparencia y las buenas prácticas en las organizaciones no lucrativas. Nuestro trabajo es generar confianza en las ONG y lo hacemos a través del sello Dona con Confianza como entidad evaluadora de ONG en España.
También en lo que respecta a su credibilidad, las entidades no lucrativas como fuente de información, son consideradas más fiables que el resto de las instituciones. Un 49% considera que la información que difunden es de confianza. Este porcentaje cae, en el caso del Gobierno, al 31%. Los medios de comunicación, cuya principal finalidad es, precisamente, informar, solo consiguen un 36% de credibilidad. Y las empresas, un 41%.
Un tejido social debilitado
Un aspecto que preocupa, en la instantánea de Edelman sobre la sociedad española, es el debilitamiento del tejido social. Un 73% de los consultados afirma que existe una falta de civismo y de respeto mutuo nunca vista hasta ahora. Y un 66% cree que existe una falta de unidad que nos incapacita para avanzar hacia un propósito común. Incluso, la polarización ideológica hace que apenas 2 de cada 10 personas estarían dispuestas a ayudar a alguien que lo necesita si piensa totalmente diferente a ellos.
Otra tendencia clara es la demanda que los ciudadanos trasladan a las empresas para que “se mojen” en cuestiones sociales. Se les exigen cada vez más implicación en la resolución de problemas como el cambio climático, la desigualdad económica, el acceso al sistema sanitario o el recorte de suministros energéticos. Sin embargo, los consultados piensan que en ningún caso están haciendo lo suficiente.
Claves para construir confianza
A la luz de estos resultados el informe de Edelman concluye con varias líneas de trabajo. Las empresas tienen aquí un importante papel. Y también tienen el reto de colaborar con el Gobierno para hallar soluciones a los principales retos globales y avanzar hacia una sociedad más próspera, más segura y más justa.
La incertidumbre económica pesa mucho sobre los hombros de los españoles. Para eliminar el pesimismo frente al futuro próximo y las desigualdades sociales hay que apostar por el empleo. La formación es, por su parte, un billete de ida para poder aprovechar oportunidades profesionales, y es importante impulsarla.
En definitiva, desde el Tercer Sector, debemos seguir trabajando por reforzar nuestra credibilidad a través de la transparencia y las buenas prácticas. Como decía un filósofo griego, “el movimiento se demuestra andando”. Y nosotros tenemos claro nuestro camino.
