La familia es el primer ecosistema al que pertenece un ser humano, su principal punto de referencia. Es la primera red de apoyo con la que contamos, nuestra línea de vida cuando atravesamos momentos complicados. Cada familia es diferente, con sus propias reglas y escala de prioridades. Pero todas ellas representan un papel fundamental en el desarrollo personal y en el bienestar económico, social y emocional de sus miembros.
Del mismo modo que la célula es la unidad anatómica fundamental de un ser vivo, la familia es la unidad básica de la sociedad. Una sociedad más humana, más solidaria, cooperativa o sostenible sólo será posible si estas cualidades nacen y se fomentan en los propios núcleos familiares. De ahí la importancia de su misión en educación en valores, concienciación, respeto, empatía, igualdad, etc. Y de ahí que la ONU decidiera establecer cada 15 de mayo el Día Internacional de las Familias. Una efeméride que desde Fundación Lealtad aprovechamos para rendirles nuestro propio homenaje.
ONG surgidas por iniciativas familiares
En el ámbito del Tercer Sector, la familia es un factor clave. Muchas ONG se han creado para tratar de buscar soluciones a problemas o circunstancias difíciles surgidas en el entorno personal. Las familias afectadas se movilizan y se unen a otras en situaciones similares, y así han nacido muchas asociaciones. Sobre todo del mundo de la discapacidad. Algunos ejemplos pueden ser ASPACE Zaragoza o ASPACE Salamanca, que acaban de sumarse a la lista de ONG acreditadas con nuestro sello Dona con Confianza.
Por tanto, las familias funcionan como un motor que impulsa la creación de organizaciones sin ánimo de lucro. Comienzan siendo una iniciativa motivada por sus propias necesidades, y terminan convirtiéndose en un agente social que da apoyo a muchas más personas. Es decir, otras familias se convierten en beneficiarias directas de estas entidades.
Soporte integral a familias que se enfrentan a nuevas realidades
Y es que el núcleo familiar es el que amortigua los golpes que la vida da a sus miembros, pero también necesita ayuda de terceros para digerirlos y saber gestionarlos de la mejor manera. El cáncer, el Alzheimer, una enfermedad rara, cualquier discapacidad física, psíquica o sensorial… Cuando entran en una casa, la sensación es abrumadora.
¿Qué hacer? ¿Cómo enfrentarse a la nueva realidad? El papel de las ONG aquí es esencial. Las familias se sienten perdidas y encuentran en ellas comprensión y escucha, pero también información, asesoramiento y apoyo psicológico. Incluso, consultas para casos sin diagnosticar, que es una de las líneas de actividad de la Federación Española de Enfermedades Raras (FEDER). Para ello, cuentan con un comité científico asesor formado por 25 expertos.
Acompañamiento a lo largo de todo el camino
Si hablamos de enfermedades que se diagnostican durante la gestación o cuando nace el bebé, como puede ser el caso del Síndrome de Down, el acompañamiento se realiza durante toda su vida. Porque cada etapa es diferente, y las ONG cuentan con programas y actividades que tratan de cubrir todas las necesidades de esa persona y también las de sus familias. Desde la estimulación temprana o la educación en sus primeros años, hasta la formación para el empleo más tarde. O los programas de ocio y autonomía personal para proporcionarles una experiencia vital lo más plena posible. También hay entidades que asumen el papel de la familia cuando esta falta, son las Fundaciones Tutelares como Som-Fundación Catalana Tutelar o Futubide Fundazioa. Dan respuesta a la pregunta de muchos padres al hacerse mayores: ¿Qué será de mi hijo cuando yo falte?
Otras veces la enfermedad se diagnostica de repente, como el cáncer, o tiene un origen trágico, como una paraplejia provocada por un accidente. En estos casos la persona puede ser ya adulta, pero tiene que aprender a vivir de nuevo (ella y sus familiares más cercanos). Con tratamientos y efectos secundarios. Con restricciones y limitaciones de diferente alcance. Con riesgos reales. Con nuevas necesidades. Y con grandes retos psicológicos para tratar de reconducir su situación.
En estas circunstancias la labor que hacen las organizaciones no lucrativas es fundamental. Son las que mejor y más completa información pueden ofrecer sobre la enfermedad y todo lo que gira alrededor de ella. Pueden ofrecer servicio de acompañamiento en hospitales si el paciente lo necesita. Explican a las familias cómo solicitar ayudas técnicas, en el caso de disfunciones físicas o sensoriales. O los servicios públicos asistenciales ante una situación de dependencia.
Conexión social y respiro familiar
Las organizaciones del Tercer Sector son también una especie de “comunidad social” formada por núcleos familiares unidos por los mismos intereses y objetivos. Y eso conecta a las personas. Poder compartir tu tiempo con otros que están pasando por circunstancias similares. Compartir las preocupaciones y tristezas hace que el peso de los problemas se aligere. Y compartir la alegría de los retos conseguidos consigue que la felicidad sea aún mayor.
Y no podemos olvidar los programas de respiro familiar. Cuando un miembro de la familia es dependiente (sea un niño, un adulto o una persona mayor), el día a día de sus cuidadores puede llegar a ser muy duro. Y a la pregunta que suele hacerse, “¿Quién cuida al cuidador?”, muchas veces la respuesta es “el Tercer Sector”. Es frecuente que las ONG cuenten con actividades que permiten a las familias “desconectar” mentalmente por unas horas de sus responsabilidades en este sentido. Con programas de ocio para los pacientes, pensados para que disfruten ellos y al mismo tiempo descansen sus familiares.
Atención a familias en situación de pobreza
Fuera de este entorno más focalizado en la parte sociosanitaria, las familias también son beneficiarias de la acción social cuando atraviesan circunstancias económicas complejas.
Según la Encuesta de Condiciones de Vida del INE, el 26% de la población residente en España en 2022 estaba en riesgo de pobreza o exclusión social (un cuarto de la población). Este porcentaje representa la tasa AROPE (del inglés At Risk Of Poverty or social Exclusion). Se trata de un indicador europeo que incluye el riesgo de pobreza (que afecta al 20,4%), la carencia material severa (8,1%) y la baja intensidad en el empleo (8,7%).
A raíz de la pandemia y de la crisis económica, cada vez son más familias españolas las que necesitan ayuda. No tienen trabajo, o lo que cobran no les llega para poder vivir dignamente. Hablamos de pobreza alimentaria y pobreza energética. Organizaciones como Cocina Económica de Ferrol o Fundación Altius, entre otras muchas, atienden cada día a cientos de personas que dependen de la solidaridad para poder comer. La elevada inflación y la escalada de los precios en todos los ámbitos, no ayudan. Y la subida de las hipotecas complica aún más las cosas.
Apoyar a las ONG es cuidar a la sociedad
En definitiva, son muchas las familias con necesidades diversas que encuentran en el Tercer Sector un apoyo básico para su día a día. Por eso, colaborando con estas organizaciones con nuestras donaciones estamos contribuyendo a cuidar al elemento esencial nuestra propia sociedad.
Desde Fundación Lealtad, gracias a todas las familias que cada día lucháis por vuestros seres queridos. Y gracias a todas las ONG que les hacéis la vida más fácil.